La crisis socioeconómica empuja el malestar hacia límites desconocidos. En medio de esa incertidumbre hay hacedores que no se dan por vencidos, y que siguen buscando formas de resolver los problemas. No son pocos: durante el último año y medio, LA GACETA ha publicado de manera sistemática las historias asombrosas de más de 80 emprendedores tucumanos quienes, con sus proyectos innovadores y sus talentos a prueba de ambientes hostiles, alumbran el presente y el horizonte.
Ese sector incansable en la resistencia al “no se puede” logra superaciones y transformaciones muy significativas justamente porque el contexto resulta tan adverso. Entre tantas voces que intentan explicar y llamar la atención acerca de este fenómeno se destaca la de Patricia Cerrizuela, que sostuvo que “crisis ha habido siempre” en la Argentina y que, más allá de los gobiernos, existen razones para ser positivos: “pese a la caída de la economía, hay gente que emprende y hay gente que es exitosa… Es el país de Latinoamérica que produjo la mayor cantidad de unicornios (compañías tecnológicas cuya cotización supera los U$S 1.000 millones) y el que presenta la mayor actitud emprendedora, según el Global Entrepreneurship Monitor. Una serie de indicadores muestra, que, de nuevo, a pesar de la política, existe un talento enorme”.
¿Qué enseñan los emprendedores, además de su resiliencia, capacidad para enfocarse en los objetivos y voluntad de trabajo a prueba de toda clase de dificultades? Tanto Cerrizuela como los casos investigados y divulgados por LA GACETA hacen hincapié en que una de las cuestiones críticas para desarrollar los proyectos y crear negocios sostenibles es algo tan sencillo y, a la vez, tan complejo como trabajar en lo que a cada quien le apasiona. “La clave es que emprendamos algo que nos guste, que disfrutemos, que nos salga con facilidad porque de esa manera habrá menos dificultades para dedicarle muchas horas”, observó Cerrizuela.
Colocar el cuerpo, la cabeza y el alma al servicio de una idea incrementa las chances de conseguir los resultados buscados. Es una idea interesante para pensar y aplicar porque, por un lado, conecta con la libertad de elegir un destino y con la necesidad de encontrar un sentido a la vida -una tarea indeclinable y más urgente que nunca en la pospandemia-, y, por el otro, coloca en el centro al deseo, a las habilidades y al disfrute. El esfuerzo, por más duro que sea, deviene llevadero si forma parte de una misión y de un propósito personales.
Cerrizuela enfatizó la importancia de la formación al matizar que las crisis son oportunidades, pero sólo beneficiarán a quienes están preparados para aprovecharlas. Se trata de palabras valiosas, que quedan resonando y que remiten a la definición que había obsequiado Paola Scarinci de DelBosco, presidenta de la Academia Nacional de Educación, en una entrevista publicada en agosto: “la tarea docente consiste en alumbrar en cada alumno los talentos. La gente no nace sabiendo que es buena en tal o cual cosa, sino que lo descubre porque alguien se lo dice o lo descubrió antes por ellos”.